lunes, 20 de septiembre de 2010

Peleas de Campeonato

Desde que los autos existen, han generado una apasionada reacción en los seres humanos, desde los que hicieron campañas en contra de los automóviles cuando estos se inventaron (se aseveraba que eran: "maquinas infernales y mortales" que acabarían con la humanidad debido a su "altísima velocidad" y "peligrosidad inherente" esto, claro, cuando los autos no alcanzaban más de 40 km/h) hasta las personas que adoraron los autos desde el primer momento que los vieron.

Obviamente, ni siquiera los dueños de las empresas ni los creadores de las marcas más prestigiosas del mundo estaban exentos de sufrir esta pasión, dando lugar a grandes pleitos entre ellos, el primero del que les voy a platicar sucedió en la década de los 60 y cambió Le Mans para siempre, los contendientes son estos:
Así es, dos pesos pesados del automovilismo internacional, en la esquina de los Estados Unidos, el nieto del fundador de la Ford Motor Company y padre de la producción en serie automotriz, Henry Ford, y Presidente de Ford durante los años 60, Henry Ford II; y en la esquina de Italia, el creador del mito más grande del automovilismo, el Comandante (Commendatore) de la Scuderia Ferrari, el gran Enzo Ferrari.

¿Qué relación guardan estos dos personajes?, muy sencillo, durante la década de los 60, la compañía de Don Enzo atravesaba graves problemas financieros debido a que la mayoría de las ganancias se iban en costear los programas deportivos de la marca, Henry lo sabía, y cuando Don Enzo puso en venta parte de las acciones de Ferrari (que terminarían en manos de Giovanni Agnelli, dueño y fundador de FIAT, y gran amigo de Don Enzo) se ofreció a comprar las acciones de la mítica compañía italiana, buscando comprar un poco de su prestigio deportivo para hacer lucir a Ford (que entonces no gozaba del prestigio deportivo internacional que ahora posee) el trato era prácticamente un hecho, pero hubo desaveniencias cuando Henry (como buen americano) se ofreció no sólo a comprar parte de la marca, sino los derechos de uso del apellido de Don Enzo, y los derechos de explotación comercial del nombre Ferrari, lo que provocó que Il Commendatore mandara de regreso a E.U. a Henry, tirando el trato a la basura, lo que a la larga demostró ser una buena decisión, ya que el nombre Ferrari, el logo del Cavallino Rampante y los derechos comerciales de la marca le reportan a Ferrari más ganancias que la F1 y los autos de producción ¡juntos!.

Pero en los 60 esto parecía sólo otro berrinche de Don Enzo (luego les cuento porqué) de modo que Henry, con el orgullo herido y el nombre por los suelos, regresó a Detroit con una sola idea en mente: humillar a Don Enzo justo como lo había humillado a él...

Los modelos de la Scuderia Ferrari habían dominado Le Mans durante los 60's llevándose la carrera 5 veces consecutivas entre 1960 y 1965, de modo que Henry tomó el dinero que iba a utilizar para comprar parte de Ferrari y juntó un equipo de ingenieros, a los que encargó una sola misión: hacer un auto que no sólo rompiera la hegemonía de Ferrari en Le Mans, sino que también humillara a los autos de la Scuderia del Commendatore...

¿El resultado?, este auto:
El Ford GT 40, el mítico auto que destrozó la hegemonía roja de Le Mans, ganando 4 veces la carrera en lo que quedaba de la década, de 1966 a 1969 (incluyendo la gran victoria del extraordinario piloto mexicano Pedro Rodríguez en 1968) y logró un par de Campeonatos del Mundo de Marcas para la compañía norteamericana, a Don Enzo el golpe no le afectó, ya que el prestigio de Ferrari seguía fuera de discusión, los que no se recuperaron fueron sus ingenieros, ya que, para desgracia del Commendatore, sus autos jamás volvieron a ganar en el circuito de La Sarthre...

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