lunes, 2 de agosto de 2010

¿Dinero o Pasión? (o El Síndrome Toyota)

Esta entrada va para otro tema que siempre me ha gustado mucho... ¿se acuerdan de esto?



Así es, es el producto del Proyecto Toyota One, el auto que partició en Le Mans a finales de los años noventa tratando desesperadamente de ganar algo de prestigio y tradición deportiva para la marca japonesa, ¿y qué tal estos?

Claro, son el otro fruto del Proyecto Toyota One, los autos de F1 de la marca Toyota, que pretendieron darle a la marca lo que no pudo obtener en Le Mans, prestigio deportivo.

Desde sus inicios, las marcas de autos japonesas se distinguían por hacer cosas o muy buenas, copiando material extranjero (como el Datsun/Nissan 240Z insipirado en los deportivos ingleses pequeños, o el Honda NSX que pretendía comerse a los Ferrari... y lo logró) o verdaderamente abominables, usando su inventiva propia (ya saben, autos como el Sunny, conocido en México como Tsuru y el Susuki XC90 que parece que viene con una Barbie incluida) pero en materia deportiva, su pedigrí sólo alcanzaba a los campeonatos obtenidos por Datsun en categorías menores, o los triunfos notables del NSX en las series GT además del dominar los campeonatos locales (caracterizados porque sólo corren en ellos pilotos japoneses, en autos japoneses... no es que haya mucha competencia, ¿verdad?).

Fue entonces que Honda se lanzó a la era de los motores turbo de F1 y luego en creaciones atmosféricas para la misma categoría, con los resultados que conocemos bien (un puñado de Campeonatos Mundiales y el dominio de la escena referente a los motores durante un buen tiempo) y les dio como fruto el impresionante NSX, afinado nada menos que por Ayrton Senna, un auto que todavía hoy impresiona.

Nissan prefirió hacer oídos sordos, Susuki buscó la gloria en los rallies al igual que Subaru, pero Toyota sentía que podía mejorar lo logrado por Honda, de modo que a finales de la década de los noventa, lanzó el Proyecto Toyota One (bien pudieron llamarlo Proyecto Mayhem, porque en eso terminó todo) que tenía por objetivo gastar los sobrantes de ganacias de la que iba encaminada a ser la armadora más grande del mundo en comprar algo que nunca tuvieron... prestigio deportivo, 100 millones de dólares (algo así como varios miles de pipas de gasolina Premium) al año en desarrollar el auto que iba a destronar a Porsche como el Rey de Le Mans, cuyo reinado sólo estuvo interrumpido por el asombroso McLaren F1 en 1995 y planeaba dejar fuera de competencia a los Ferrari, que desde la pelea Ford vs. Ferrari en los 60, no ganaba Le Mans ni por error...

Los primeros años fueron duros, pero el desarrollo apuntaba en el lugar correcto, el abandono de Porsche en 1998 mejoró las cosas, y en 1999 a punto estuvieron de ganar la carrera... hasta que el motor falló.

La fiabilidad y durabilidad son característicos de los autos japoneses, pero no en los de carreras, ese año, BMW se llevó la corona... y después abandonaron Le Mans, porque otros alemanes, de la mano del genio de la ingeniería Ferdinand Piëch, pensaban dominar Le Mans la siguiente década (incluso se dieron el lujo de permitirle a otra marca del grupo, Bentley, "ganar" la mítica carrera de La Sarthre con un R8 disfrazado)

Claro que Toyota no se iba a dar por vencido, como en los torneos de poker, subió la apuesta en 300 millones de dólares anuales (varías refinerías, pues) en alcanzar la gloria que Honda ni siquiera soñó... ganar una carrera de F1 y el Campeonato del Mundo con un auto propio...

Debieron ver que no era muy inteligente, ¿cómo un equipo que no pudo alcanzar la victoria en una carrera que sólo se celebra una vez al año iba a encontrar el éxito en la serie más competitiva del planeta?, muy fácil, pensaron en Tokio... ¡a punta de dolarazos!

Diez años después se dan de topes en la pared, perdieron casi 1,000 millones de dólares en una campaña estéril que no dio ni una sola victoria en F1 (eso sí, muchos segundos lugares) y mucho menos cumplió la meta de competir por el campeonato en 5 años...

Nace así el "Síndrome Toyota" que es la condición que tienen todos los equipos, de cualquier disciplina, que pretenden ganar prestigio a punta de billetazos... en lugar de la pasión, ¿o ustedes que piensan?

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